Pregúntate qué es lo que necesitas. Piensa de forma práctica, no de forma autodestructiva. Trabaja con la curiosidad de un científico que se pregunta qué descubrirá ese día. Da lo mejor de ti por y para ti, no para los demás. Y si un día das menos, no te castigues. Márcate objetivos con los que medir tu progreso y permítete fallar.
Rétate. Disfruta. Y no te preocupes tanto por lo que puedan pensar de ti, de las etiquetas que te puedan poner. Da igual las etiquetas que te pongan. Eres tú quien tiene que estar a gusto con lo que eres y haces. Descansa la mente. No te martillees. No hay presión. La presión te la pones tú mism@.
Para un momento. Respira. Piensa. No te sientas culpable. No te dejes arrastrar por lo que hiciste o no hiciste en el pasado. Cada día es un día nuevo. Aprovecha las nuevas oportunidades. Y deja las que no fueron ir. Ya no fueron. Pero no pasa nada. Tu momento presente ahora es el que requiere de tu atención.
'Si algo te hace reaccionar o sentir mal, significa que hay algo que te tienes que trabajar interiormente y no, no tiene que ver con el otro' Clic para tuitearY si alguien te rechaza, date cuenta de que lo que están rechazando es una parte de sí mism@s, ya sea una parte de sí que no les gusta o una parte que tienen reprimida.
Ell@s también tienen inseguridades y se construyen limitaciones por miedo. Busca lo que te haga sentir bien porque si lo haces, incluso cuando otr@s te lancen emociones negativas, no dudarás de ti mism@. Y si sientes culpa en algún momento, mira hacia dentro. Siéntela. Respírala. Está ahí para decirte algo. Aprende de ti, de lo que aún no tienes resuelto. Sácalo a la luz. Porque si algo te hace reaccionar o sentir mal, significa que hay algo que te tienes que trabajar interiormente y no, no tiene que ver con el otro. Pero no lo mires con juicio.
Míralo con curiosidad: “¿qué será esto que me pasa? A ver…” Disecciónalo sin juzgarlo. ¿Por qué juzgarte cuando te sientes mal? Eso solo te hace sentir peor y alimenta la carga negativa de tus pensamientos. No te flageles. Y no te flageles por flagelarte. Quiérete. Entiéndete. Píllate en esos momentos en que actúas como es@s profesor@s que, de pequeños, llamábamos “amargad@s”, es@s que siempre estaban list@s para señalarte el error. Así no se aprende. Páralo. ¿Cómo? Tomando consciencia cuando se despierte en ti ese lado castigador.
'El miedo despierta cuando intentas volar por encima de lo que crees que te mereces' Clic para tuitearNo categorices todo como bueno o malo, tus comportamientos como buenos o malos. Haces lo que puedes con lo que tienes y lo haces estupendamente, creéme. Busca mejorar desde el entusiasmo, no desde la crítica. No seas como esos padres severos que golpean físicamente, con sus palabras o con un gesto cuando haces algo que ellos consideran que está “mal”. Y si tus padres fueron así, quiérete más que ellos. Solo perdonando aprenderás a aceptarte y mejorar aquello de ti que quieres mejorar desde la calma y desde la excitación de algo nuevo. Porque cuando estás en calma, dejas de sentir que el mundo está en contra de ti, dejas de culpar a los otros, y te responsabilizas de tus propias acciones.
o para que los demás te valoren, para sentir que eres suficiente. Ya eres suficiente. No tienes que demostrar nada a nadie, ni siquiera a ti mism@, porque las etiquetas que cuelgan de ti, lo que crees de ti, son solo espejismos de tu pasado y de tus experiencias. No te tomes en serio. No tomes en serio las creencias que tienes sobre ti porque así no te permites crecer ni expandirte.
'Incluso cuando sientas que estás yendo hacia atrás, estarás yendo hacia adelante: nunca vuelves al punto desde el que partiste' Clic para tuiteary elimina aquello de tu vida que te haga compararte negativamente con los demás o que te arrastre a los lados oscuros de tu mente (una cuenta de Instagram, una relación tóxica, la típica película mala del mediodía…). Busca lo que te haga caminar en la dirección de lo que quieres, lo que te ayude a salir del pozo de pensamientos en bucle en los que te enfrascas por miedo. Y no te sientas egoísta por ello. Al contrario, limpiar tu mente es la única forma que tienes de aprender a dar sin esperar a recibir, de ser consciente de tus intenciones ocultas… porque, a veces, ocultamos tan bien nuestras intenciones que ni nosotr@s mism@s sabemos que están ahí.
Y es normal sentir miedo. El miedo despierta cuando intentas volar por encima de lo que crees que te mereces. Porque si estás leyendo esto lo más seguro es que no sepas darte el valor que te mereces. Recuerda que tu valor está en el potencial que tú eres, no en los muros que te construyes por miedo. Disfruta de ti, de tu diamante interior y del proceso de pulirlo. Es un proceso que dura toda la vida. Y si no sabes cómo, pide ayuda: la fortaleza no está en guardarse las emociones, está en reconocerlas y saber cuándo pedir ayuda.
Experimenta. Intenta. Aprende a fallar. ¿Cómo? Fallando. A veces no conseguirás lo que te propones, otras, sí. Tú sigue porque incluso cuando sientas que estás yendo hacia atrás, estarás yendo hacia adelante: nunca vuelves al punto desde el que partiste.
'lo que se queda demasiado tiempo en la mente sin pasar a la acción se pudre, como en una nevera que se queda sin corriente.' Clic para tuitearY si aún no sabes qué quieres o qué te hace feliz simplemente
Por ejemplo, si alguien te habla de un viaje, de su trabajo o de una pareja y algo se te encoge dentro, quédate con esa sensación. No la conviertas en carencia, conviértela en oportunidad. Oportunidad porque acabas de reconocer qué quieres para tu vida. Así que cambia el “no tengo” por un “vamos a por ello” y piensa en el primer paso que puedes dar para conseguirlo. La mente te saboreará contándote una historia triste sobre tu vida: “pobrecita yo que no tengo esto”, “por más que lo intente, nunca lo conseguiré”… No le hagas caso. Y si te pillas una y otra vez volviendo a la misma historia, pero no tomas una acción para cambiarla, recuerda: lo que se queda demasiado tiempo en la mente sin pasar a la acción se pudre, como en una nevera que se queda sin corriente.
La vida y el futuro se construyen pasito a pasito. Goza cada paso que des y sigue las señales del cuerpo para saber por dónde tienes que ir. Y siempre desde el sentimiento de abundancia porque ya tienes lo que hay que tener. Confía.
ni que tú eres más especial que nadie. Lo que nos diferencia los unos a los otros son las herramientas de las que disponemos. Algunos nacen en una familia con dinero que les apoya económicamente, otros con un IQ alto gracias al cual fueron a las mejores universidades, otros con una cara bonita que les abrió alguna puerta. A lo mejor tú tuviste un tío guitarrista gracias al cual desarrollaste tu pasión, la música, o tuviste la suerte de tener una madre cuya inteligencia emocional te dio la templanza necesaria para afrontar los momentos más difíciles.
del tipo -“pero es que a él se lo dieron todo hecho”- porque a ti también te dieron parte hecha, aunque no lo quieras ver. Incluso las malas experiencias nos dan herramientas. Potencia las que tienes y busca formas de conseguir las que no tienes. Pero busca tener esas herramientas para ir hacia lo que te hace feliz, hacia lo que te nutre por dentro, no para inflar tu ego o para darle en la cara a l@s que no creyeron en ti. Hazlo por ti, no por ell@s.
Y, sobre todo, piensa que
Y cuando te salga algún “pero”, mira dentro y pregúntate cuál de tus miedos es el que está poniéndote palabras en tu boca. Claro está que vivimos en una malla social, con unas pautas sociales establecidas y unas mínimas reglas de convivencia y respeto. De acuerdo. Pero no te pongas los “peros” tú mismo y experimenta más con el “y si” que te abre hacia la posibilidad.
Y si alguien de fuera viene a ponerte límites, pregúntate qué motivos personales están moviendo a esa persona. Al igual que tú, ell@s también tienen demonios que l@s persiguen. ¿Están proyectando sus miedos en ti? ¿Tu acción, de alguna forma, les hace sentirse amenazad@s? Todos nos hacemos la zancadilla y, por eso, justamente, se la hacemos a otros. Por tanto, nunca permitas que otr@s decidan por ti. Y tampoco l@s odies por intentarlo, al contrario, sé compasivo, porque las amarras con las que están intentando atarte a ti son las mismas con las que se atan a ell@s.
para parar el diálogo interior que te dice que ella o él tiene más derecho que tú a vivir. Y ya verás qué alivio. Porque no existe dimensión contra la que medirte que no sea la tuya propia.
Yo también estoy trabajando para ser ese tipo de libre. No quiero otra libertad que no sea esa ❤️.
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¿Qué pequeño paso podrías dar hoy para empezar a valorarte un poquito más?
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