Sí, ser hija de una persona que trabaja la mente es interesante, a la vez que perturbador…
Yo trabajo en comunicación y marketing. Parecen conceptos alejados, pero no lo son. La mente humana se construye a través de historias, de narrativas. La imagen de una marca, también. Jordan Peterson dice que pensar que la vida tiene sentido es ser capaz de contarte una historia interesante sobre ella. Sobre el fracaso hay muchas historias. De cómo nos las contemos dependerá, en gran parte, nuestro grado de satisfacción en lo que hagamos.
A algunas personas no las conoces. Aún así tomas el testigo de la conversación y cuentas una anécdota. El resultado es pésimo: consigues la atención inicial del 60% de la mesa y solo mantienes la atención del que tienes sentado al lado. En el mundo del marketing todo es prueba, error y métricas. Por lo tanto, lo que hace el marketing en esta situación es trazar acciones para mejorar resultados.
Como individuo, el enfoque es distinto, a no ser que hayamos trabajado mucho nuestra relación con el fracaso. De nuestro “fracaso”, el cerebro crea una experiencia negativa, generando una creencia nueva o reforzando una ya existente:
Una vez creado el recuerdo negativo y registradas las sensaciones físicas asociadas a la experiencia -encogimiento de tripa, nudo en la garganta, cosquilleo en la piel…-,
Eso significa que cuando estemos ante un grupo de personas, el miedo nos pellizcará el estómago. Y si dejamos el programa automático ON, nos quedaremos callados en la silla, esperando a que sea otro quien cuente la anécdota.
son las personas capaces de atravesar esa barrera incómoda, como quien se compra unos zapatos nuevos y sabe que tendrá que andarlos unos días hasta que se amolden a su pie.
Los momentos de crecimiento, me dijo mi padre una vez, son como los cuellos de botella: cuando pasas por ese estrechamiento, sientes una opresión en el pecho y dudas de ti mismo:
Pero una vez pasada esa estrechez, el espacio se ensancha y respiras con más amplitud. A veces pensamos que los futbolistas, cantantes, actrices, actores, modelos o emprendedores de éxito no lo pasan mal porque “ELLOS PUEDEN Y YO NO”. Pero el poder, al menos para mí, no está en dejar de sentir esa incomodidad, sino en actuar a pesar de ella.
'Intentar algo siempre encuentra esa resistencia inicial, que vestimos con autoengaños para evitar la incomodidad que lo nuevo nos genera' Clic para tuitearcon la cabeza en Youtube cual avestruz con vídeos motivacionales, de desarrollo personal, gurús del high performance y emprendedores. Sí, es muy enriquecedor y las dosis de motivación que te dan son potentes, pero también es una excusa muy bien maquillada que contenta a mi ego que se va inflando de conocimiento y se cree capaz de todo, cuando, en realidad, no está haciendo nada.
son los que llevo queriendo emprender un proyecto. Y no hablo de uno o dos años. Hablo de más de cinco. La buena noticia es que hoy puedo decir que lo estoy empezando aunque solo lleve unas semanas en ello.
que vestimos con autoengaños para evitar la incomodidad que lo nuevo nos genera. Pero como decía alguien una vez, “no actuar también es una elección”, y más nos vale hacer elecciones conscientes porque sino viviremos culpando a las circunstancias, a nosotr@s mism@s o al otro cada vez que choquemos con realidades que no nos gustan.
Por eso he decidido poner un poco de marketing en mi vida, más allá del trabajo, porque
El fracaso en nuestra sociedad está endemonizado. Supongo que detrás está al miedo a que te alienen del grupo, el miedo a sentirte rechazado. En la escuela las malas notas son un estigma porque se castiga el error, de los errores no se aprende.
Pero qué gustito da 😎, cuando avanzas unos pasitos hacia adelante, a pesar del miedo.
- Haz lo que te dé miedo
- Si te angustia tomar decisiones o dudas constantemente de tus decisiones, lee esto
- El miedo al error y cómo desarrollar una mentalidad de crecimiento (“Growth Mindset”)
¿Qué te gustaría intentar?
Superar el miedo comienza por reconocerlo. ¿Quieres compartirlo? Escribe abajo👇 qué es eso que te mueve por dentro y que aún no te has lanzado a hacer.
4 comments
Me he atrevido. Y he fracasado. Y me he vuelto a atrever ensayando de otra manera. Y al final, resulta que no era cuestión de estrategias, sino de autenticidades.
Y entonces el éxito ya no está en conseguir que la estrategia funcione, que la máscara sea perfecta, que el reconocimiento de los demás llegue clamoroso… resulta que el éxito está en ser uno mismo como se es, con imperfecciones y percepciones, y querernos como somos.
A eso contribuye tu delicioso ejercicio de desnudar el alma que nos regalas en tu blog. Es contagioso. Te sinceras, te autenticas… Y así al resto nos es más fácil seguir el camino o resonar con esa música.
Gracias.
Muchísimas gracias por tu comentario, Alberto!
Verse como uno es es verse detrás de capa tras capa tras capa, las capas con las que nos definieron cuando éramos pequeñ@s, las capas que creamos para protegernos cuando nos hicieron daño, las capas que nos pusimos para ser aceptad@s por nuestro grupo social y nuestro entorno, las capas que heredamos de quienes nos criaron… detrás de todas esas capas estamos “nosotr@s”, pero, al mismo tiempo, si quitamos todas esas capas, ¿qué queda? Queda una sensación de vacío y confusión muy fuertes y nos plantea muchas preguntas sin contestar.
Por eso la palabra “autenticidad” es tan compleja porque para ser auténtic@s tenemos que, primero, reconocer las capas que nos condicionan y, de ahí, aceptar a la persona que empieza a asomar por debajo de todas ellas. Es un camino duro, pero realmente bonito, al menos a mí me está valiendo la pena.
Yo antes tenía mucho rechazo a parecer cursi o ñoña, por ejemplo. Una Andrea dentro de mí anulaba todo aspecto mío que pudiera vincularse a algún grado de ñoñería. Esa Andrea se me construyó en algún punto de mi infancia para protegerme de lo que, en ese momento, mi hizo daño. De esto me di cuenta, sobre todo, en terapia este anterior año.
Ahora veo ese lado mío, esa capa, y la entiendo. Toda capa aparece con una buena intención, pero hay que desprenderse de ellas como quien usa una muleta mientras tiene la pierna rota. Asocié la vulnerabilidad con ser débil, con valer menos que los demás, pero ahora me doy cuenta de que más débil fui todos esos años en que me mostraba insensible y dura.
Y, curiosamente, ahora que estoy más conectada con lo que me duele, me siento más fuerte que nunca y las opiniones de los demás me hacen menos daño.
Así que para ser ñoña y seguir abrazando todas mis partes antes censuradas, te mando un ❤️. Gracias por abrirte en este blog .
Pues mira, compartimos ese “ocultar el ñoño”. Me he pasado toda la vida escribiendo poesía. Muchos de esos poemas eran hijos de momentos tristes, o de expresar las palabras que no me atrevía a pronunciar delante de otras personas. Poemas de enfado no expresado, de declaraciones de amor no realizadas, de lamentos muy masticados, de añoranzas y recuerdos de personas amadas que ya no estaban y que yo creía que mis amig@s ya se habían cansado de escucharme hablar de ellas. Todos los poemas ocultados porque me juzgaba ñoño y que los demás se alejarían de mí si no demostraba mi fuerza y madurez.
Al final me he dado cuenta de que esconder esos poemas era esconder mis emociones. Y que escribir esos poemas muchas veces también eran esconder mis emociones. Como dices en otra de tus páginas, MIEDO. Miedo al rechazo, miedo a la no aceptación, miedo a no cumplir con la imagen que yo quería cumplir del diseño artificial que había hecho de mí mismo.
Creo ahora que crecer es partir de quienes estamos siendo para llegar a quienes queremos o podemos ser. Y volver a los mismos caminos errados, y volver a encontrarnos, y volver a escribir poemas, y cantarlos, y desafinarlos a veces y otras, aburrir a mis amig@s con ellos. Pero si encuentro en mí una emoción, dejarla fluir. De palabra, escrita, cantada… o acariciada.
“partir de quienes estamos siendo”, eso es súper importante. Yo también me doy cuenta que siempre he intentado crecer desde un ideal de mí ignorando totalmente a la Andrea que tenía delante y esa Andrea, claro, se sentía desvalorizada y dolida. Cuando uno siente que vale poco es porque tiene una parte interna menospreciándola. Y es contraproducente porque esa Andrea a la que yo aspiraba, por ejemplo, era una Andrea con mucha confianza en sí misma, atractiva, interesante, pero ¿cómo pretendía realmente ser esa Andrea y tenía otro lado mío totalmente ignorado y menospreciado por mí misma? ¿Cómo puede uno ser una persona con una autoconfianza bestial cuando se está, al mismo tiempo, haciendo bullying? Si te pones a pensarlo así, no tiene ningún sentido… Es como estar dándonos patadas, a la vez, que nos exigimos sonreír y estar segur@s de nosotr@s mism@s.
Y que conste que hablo en pasado, pero sigo teniendo esos lados lo que pasa es que ahora están en tregua y espero que sigan así un tiempo largo 🙂
Y sí, hay que dejar fluir la emoción y aquellas personas que salten como pulgas de nuestras vidas en el proceso de ser más sincer@s con nosotr@s mism@s pues que salten. No pasa nada.